Mucha gente lleva una dieta súper limpia y saludable entre semana, pero el fin de semana se olvidan por completo. Uno de los casos más extremos, y que pasa habitualmente es pasar de hacer 2 o 3 comidas al día a desayunar, tomar el aperitivo, comer más de lo habitual, merienda con bizcocho y después cena. Añadiendo además una buena dosis de alcohol.
¿Tu dieta se basa en comida real hasta que llega el viernes por la tarde?
Déjame decirte que no se trata de eso. Es cierto que entre semana estamos en nuestra rutina y es más fácil seguir pautas saludables. Comemos más en casa y cocinamos nosotr@s mism@s. El fin de semana nos apetece más salir y salir de la rutina. Hasta aquí fabuloso. Pero, ¿utilizas la comida y el alcohol como vías de escape para liberar el estrés, o realmente disfrutas de un buen cocido de vez en cuando, un restaurante italiano y una tarta casera? ¿Te tomas esa cerveza porque te apetece o te ayuda a desinhibirte y no pensar?
Existen otras técnicas para liberarte de este estrés en tu día a día, como el ejercicio y la respiración consciente.
La mayoría de las veces, nuestra vía de escape es autodestructiva porque no nos permitimos nada durante los primeros cuatro días y medio de la semana. Vivimos con una rutina rígida: trabajo, descanso (cuando podemos), ejercicio, dieta… Llega el viernes y hemos estado tan contenid@s que usamos factores externos para desconectar de esta supuesta rutina saludable que, en realidad, nos genera estrés.
No me malinterpretes, es normal que seamos más rutinarios entre semana si trabajamos de lunes a viernes. El problema surge cuando eso se vuelve rígido. La clave está en mantener el equilibrio. No se trata de ser impecable entre semana y que cada fin de semana sea un descontrol absoluto. Esto, además de que te llevará a llegar al lunes más agotad@ de lo que estabas el viernes, solo provocará que tu cuerpo se desequilibre y se inflame. La rigidez y los extremos no son buenos en ningún caso.
Mi consejo es que seas flexible. Quizás te surja una cena entre semana (que no significa una mala hamburguesa y una cerveza), o te despiertas el lunes y no te apetece salir a correr porque no dormiste bien. Escúchate, siente a tu cuerpo y aprende a ver qué necesita y también a disfrutar de tus fines de semana y días libres desde el placer, no desde el desahogo y la destrucción.
Si vas a tener celebraciones, comidas copiosas o vas a beber un poco más de vino de lo habitual, ayuda a tu cuerpo con fitoterapia, con buenas dosis de agua para mantenerte hidratado y deja que tu intestino descanse si ha trabajado demasiado la noche anterior. Pequeños ayunos, un buen descanso y el movimiento físico te ayudarán a no perder el equilibrio. Y cuando te comas un helado, ¡lo más importante es que lo disfrutes! No lo hagas por darte un premio. No tiene que haber una razón para celebrar, solo celebra que estás aquí y ahora 🙌